viernes, 20 de diciembre de 2013

La Tercera Vía & Escenas de Matrimonio (Action Tales)

      El Umbral de la Noche es una serie de la Línea Arkham House de la sección Encrucijada en Action Tales que cuenta con nada menos que 26 números y un anual en su haber, y que ofrece todo tipo de relatos de terror y género fantástico. Una serie por la que han pasado una buena cantidad de autores (la mayor parte de sus números recogen hasta dos relatos cada uno), yo mismo incluido, con las que han sido las únicas historias no-fanfiction que he escrito para Action Tales.

      De esta forma, en El Umbral de la Noche #11 publiqué dos mini-relatos bajo el título común de Dos consideraciones sobre el sentido, que dicho sea de paso, creo que no han envejecido demasiado bien; y poco después, en El Umbral de la Noche #13, otros dos relatos con los que sí que sigo muy contento a día de hoy, y que de hecho suelen ser los primeros que dejo a cualquiera que me pide leer algo escrito por mí: La Tercera Vía y Escenas de Matrimonio.

      A continuación, incluyo el principio de La Tercera Vía, que como quizá descubráis, da comienzo con un pequeño homenaje a uno de mis libros favoritos, La señora Dalloway de Virginia Woolf, parafraseando su famoso: "La señora Dalloway decidió que compraría las flores ella misma".

      Con todos ustedes, La Tercera Vía:

      La señora Halloway decidió que compraría las chirimoyas ella misma.
    Así que ni corta ni perezosa, saltó de la cama con una energía impropia de su edad; con tan mala suerte, que tropezó con el orinal que reposaba junto a sus zapatillas, y fue a dar de cabeza contra la esquina del tocador.
     Lamentablemente, murió en el acto.
    -Qué forma más estúpida de morir –reflexionó en alto para sí misma, observando su cuerpo caído sobre el suelo del dormitorio. Si bien es cierto que no tiene mucho sentido decir que reflexionó en alto para sí misma, cuando: 1) estaba muerta, y 2) los muertos no hablan en alto (en todo caso, cuchichean).
    Valga decir entonces, que el espectro de la señora Halloway pronunció estas palabras en lo que ella pensaba que sería un volumen alto, a pesar de que no llegó a abrir la boca siquiera.
    -Ninguna muerte es estúpida, si llega en el momento oportuno –sentenció una voz masculina a su espalda (espalda espectral).      
     Con cierto sobresalto, la recién fallecida se volvió hacia el origen de la voz encontrando, con no poca sorpresa, a una pareja de jóvenes elegantemente vestidos con trajes oscuros, muy sobrios, como de empleados de una funeraria.
    -¿Quiénes son ustedes? ¿Y cómo han entrado en mi casa? –preguntó con suspicacia, sin pararse mucho a pensar en lo ridículo que resultaba preocuparse por aquellas cuestiones en su actual situación.
     El hombre, de pelo moreno y rasgos poco definidos, sonrió antes de contestar, mostrando dos hileras de lo que parecían ser pequeñas piezas de porcelana.
     -Estimada señora… -.
   -…Halloway –apuntó su compañera en un susurro, tras hojear una diminuta libreta que llevaba guardada en el bolsillo de la chaqueta.
    -Señora Halloway, por supuesto –afirmó el otro con rotundidad. –Permítame que le entregue nuestra tarjeta-.
   La desconcertada mujer-espectro recibió de manos del joven una tarjeta rectangular de material flexible, similar al cuero, y color verde oscuro. En ella, pudo leer las siguientes frases escritas con letras doradas:
     “Ni Cielo, ni Infierno”. “Otro no-mundo es posible”. “Elija la Tercera Vía”.
    La señora Halloway giró la tarjeta, buscando en el reverso una posible explicación al texto. Al no hallarla, alzó de nuevo la vista hacia aquel hombre tan extraño, que la estaba importunando en un momento que, sin duda, se prestaba a otro tipo de encuentros y ceremonias.
     -¿Le importaría explicarme que significa esto, caballero?-.

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