domingo, 9 de marzo de 2014

Cerramos la puerta... y colgamos el cartel de "Cerrado por vacaciones"

      Reconozco que me avergüenza un poco tomarme un descanso en mi actividad bloguera apenas cinco meses después de haberla iniciado, pero lo cierto es que mis circunstancias han cambiado durante estas últimas semanas y se imponen algunos cambios. Ahora dispongo de más tiempo para darle un pequeño empujón a mis proyectos literarios más creativos, y a pesar de lo mucho que disfruto escribiendo reseñas de los libros o cómics que voy leyendo, pienso que debo aprovechar la coyuntura para centrar todos mis esfuerzos (y horas disponibles) en llevar estos proyectos a buen término.

Imagen "robada" de http://oztypewriter.blogspot.com.es/
      Así que dicho lo cual, sirva este post para anunciar que Perdidos en Tóferson interrumpe la publicación de nuevas entradas durante un tiempo indeterminado (confío que no demasiado prolongado), y mientras tanto... bueno, os animo a leer mucho, y ya que estáis, reseñad, reseñad...

viernes, 28 de febrero de 2014

"Sherlock Holmes y los zombis de Camford" de Alberto López Aroca

      No han sido pocos los libros que han ido surgiendo durante estos últimos años en los que los personajes más conocidos de la literatura universal cruzan sus caminos con el monstruo estrella de este comienzo de siglo XXI: el zombi. Desde recreaciones de los clásicos en las que se "remoza" el texto original con la inclusión de muertos vivientes por doquier, como es el caso de Orgullo y Prejuicio y Zombies (¡y ninjas!), hasta versiones más libres con diferente grado de fidelidad a la historia de partida, como las que podéis encontrar en la antología Érase una veZ que ya reseñé aquí.

      Nadie negará que Sherlock Holmes es uno de los personajes más populares que existen, no sólo de la literatura universal sino directamente del imaginario colectivo; uno de esos personajes que todo el mundo conoce aunque no haya leído ninguna de las historias que protagonizó, o incluso haya ignorado hasta la última de las películas o series de televisión en las que ha aparecido (que no han sido pocas). Sherlock Holmes es famoso y lo único que cabía preguntarse en este caso no era "si" sino "cuándo" iba a publicarse un libro en el que el mejor de los detectives compartiera escenario con estos entrañables monstruos (en castellano, porque en inglés ya existen varios ejemplos).

      A comienzos de 2011, Dolmen Editorial publicó dentro de su Línea Z la novela Sherlock Holmes y los zombis de Camford escrita por Alberto López Aroca, y ya de entrada, podéis ignorar los dos párrafos anteriores que he escrito a modo de introducción, de la misma forma que este autor ignoró cualquier idea preconcebida que pudiera hacerse algún lector incauto sobre lo que iba a encontrar en este libro. A pesar de lo que pueda indicar su título, ésta no es exactamente una novela "de zombis", y de hecho, ni siquiera "de Sherlock Holmes"; yo diría que por encima de todo, es una novela "de Alberto López Aroca", y todo lo demás gira alrededor de esta circunstancia.


      La historia que se cuenta en este libro se plantea como una continuación directa de uno de los relatos de Arthur Conan Doyle incluido en El Archivo de Sherlock Holmes: La aventura del hombre que reptaba. Un relato que no es necesario leer antes de abordar su lectura (el autor ya se encarga de resumir los hechos más importantes del mismo en el primer capítulo), pero que sin duda la enriquece (por no mencionar que cualquier excusa es buena para leer un relato de Sherlock Holmes escrito por Doyle). Y partiendo de los cabos sueltos que detectó Alberto en aquel relato, y dejando volar su imaginación (pero mucho), nuestro autor monta una fantástica (subrayemos este término) aventura en la que los zombis, algunos personajes clásicos del cómic británico y una conspiración militar/gubernamental campan a sus anchas acompañados por mil y una referencias literarias más que contribuirán a la construcción de una excelente (e intensa, y excesiva por momentos) historia que difícilmente dejará a nadie indiferente.

      ¿Qué puedo decir? Me ha encantado. Me gusta el comienzo, respetuoso con el planteamiento arquetípico que uno suele asociar a las aventuras protagonizadas por Sherlock Holmes. Me gusta el modo de introducir el elemento zombi asociándolo a una historia anterior de Doyle (y que por tanto forma parte del canon), bien justificado y con una presentación habitual en este tipo de relatos de infectados, aunque ligeramente transfigurada por el filtro victoriano. Me gusta la manera en que "salta el argumento por los aires" con la introducción a saco de los protagonistas de algunos de los cómics británicos más famosos, hasta el punto de relegar a los zombis (e incluso a Sherlock Holmes) a un segundo plano. Me encanta el narrador, Otis Mercer; he disfrutado muchísimo con la caracterización de este personaje ("La pobreza consigue que las peores pesadillas se hagan realidad; la riqueza consigue lo mismo, pero por encargo"), y pienso que se luce especialmente al interaccionar con el doctor Watson. Y por supuesto, me gusta cómo se enlaza todo al final haciendo confluir a los personajes en un explosivo fin de fiesta donde todos ellos representan el papel que tenían asignado, y nada queda sin resolver.

      Por otra parte, mientras que en Necronomicón Z (también de este autor, y ya reseñada aquí) sentí mientras leía que me estaba perdiendo la mayor parte de las referencias lovecraftianas incluidas (sin que esto se convirtiera en un impedimento para disfrutar de ella, eso sí), creo que en esta ocasión he pillado un porcentaje mucho mayor de las mismas, gracias a mi afición a la ciencia ficción de segunda mitad del siglo XIX, principios del XX, y al hecho de que yo crecí leyendo esos cómics cuyos personajes casi llegan a apoderarse de la presente novela. Sin duda, se me habrán escapado multitud de detalles que no habré sabido identificar (imposible captarlo todo en una novela de Alberto López Aroca), pero en este sentido, he quedado bastante satisfecho conmigo mismo.

      Si tuviera que señalar un defecto en Sherlock Holmes y los zombis de Camford, creo que el más evidente, en mi opinión, sería uno que considero ajeno a la novela en sí misma, pero no por ello menos importante: ni la línea editorial en la que fue encajada ni el título la ayudan lo más mínimo. El lector que empiece a leerla porque forma parte de la Línea Z y aparece el término zombi en el título, es más que probable que termine defraudado con el tipo de historia que se va encontrar aquí; y el lector que la elija por tratarse de un pastiche de Sherlock Holmes (si es que llega a superar su rechazo inicial a que un personaje tan querido por él -o ella- se mezcle con esos monstruos que están tan de moda), pues tampoco creo que encaje demasiado bien el modo en que esos advenedizos personajes de cómic que simbolizan el relevo generacional asociado a la llegada del nuevo siglo se hacen con la historia en detrimento de nuestro querido detective (como si los zombis no fueran ya suficientes roba-planos). Y bueno, si a esto le unimos el hecho de que estos personajes de cómic no son los más famosos del mundo precisamente y que quizá no resulten reconocibles para el lector medio, es más que probable que esa mezcla tan heterogénea (y excéntrica) que forman provoque el rechazo de algunas cándidas almas lectoras al encontrarse con ellos en mitad de la novela.

      En definitiva, y concluyendo ya esta reseña que podría alargar si quisiera analizar esta novela con más detalle (que no quiero, por el tiempo excesivo que esto me llevaría y porque prefiero que la descubráis vosotros mismos), recomiendo su lectura (absorbente y divertidísima) sin dudarlo, pero al mismo tiempo aprovecho para dejar aquí mi aviso para navegantes (lectores): olvidad vuestras expectativas al acercaros a Sherlock Holmes y los zombis de Camford y limitaos a dejaros llevar de la mano de Alberto López Aroca por ese mundo de fantasía desbordante y sin prejuicios que habita dentro de su cabeza. No os arrepentiréis.

domingo, 23 de febrero de 2014

Legion of the Damned + Legion Lost (DC Comics)


      Dan Abnett y Andy Lanning forman una de esas parejas de guionistas de cómics habituadas a escribir a cuatro manos, cuya fidelidad mutua supera incluso la de otras igualmente famosas (Giffen y DeMatteis, Pak y Van Lente, Kyle y Yost...); y es que a Abnett y Lanning pocas veces los veréis firmando cómics en solitario. Durante la segunda mitad de la primera década de este siglo (para ser más claro, entre 2006 y 2011), vivieron su momento de mayor gloria cuando atrincherándose en la parcela cósmica del Universo Marvel, ofrecieron algunos de los mejores cómics publicados por esta editorial durante esos años, con las series de Nova y Guardians of the Galaxy como puntales. Sin embargo, aquélla no fue ni mucho menos su primera experiencia con los cómics de superhéroes de ámbito cósmico; no en vano, un lustro antes se habían encargado de relanzar la Legión de Super-Héroes en DC Comics, y es ése relanzamiento precisamente el que vengo hoy a reseñar (o al menos su inicio, ya que su larga etapa se extendió desde 1999 hasta 2004 y no voy a respasar todos esos cómics).

      Leer esta etapa de Abnett y Lanning en papel no resulta demasiado fácil, puesto que por parte DC Comics (y al margen de las grapas originales) sólo disponemos de tres tomos sueltos que ni mucho menos la cubren por completo, y por parte de ECC Cómics (o Planeta anteriormente, o Norma en su día) directamente nada de nada: ni uno sólo de estos números ha sido editado en castellano hasta el momento (algo incomprensible, sobre todo cuando se podría haber aprovechado el tirón del buen nombre que tuvieron los cómics Marvel de estos autores).


      Pero centrémonos ya en los cómics en sí, y hablemos un rato sobre el comienzo de esta etapa:


Legion of Super-Heroes/Legionnaires: Legion of the Damned

      La etapa de Dan Abnett y Andy Lanning (DnA para las buenas gentes que viven en los EEUU, que disfrutan más con un acrónimo que con una hamburguesa maxi) da comienzo con los números 122 a 125 del volumen cuarto de Legion of Super-Heroes, y los 78 a 81 de Legionnaires, su serie hermana. Números que no sólo serían los primeros al cargo de esta pareja de guionistas, sino también los que cerraron ambas series. ¿Y qué encontramos aquí? Pues dos sagas encadenadas: Legion of the Damned (que suele dar título a toda esta línea argumental, y en la que podríamos incluir también el Legionnaires #78 a modo de prólogo) y Widening Rifts.

      En estos ocho números, Abnett y Lanning dieron un giro muy radical al enfoque que habían tenido ambas series (que según leí en algún artículo, estaban algo anquilosadas, transcurridos cinco años desde el reseteo sufrido por el siglo XXX de la Legión durante el macroevento Zero Hour), introduciendo un gran desastre que afectaría seriamente tanto al entorno de este grupo como a sus mismos miembros. Y para rematar la faena, el número 125 de Legion of Super-Heroes v4 finalizaba este comienzo de etapa explosivo dejando a la Legión en una situación incierta, que incluso implicaba la posible muerte de algunos de nuestros héroes.

      La verdad es que este tipo de cambios radicales, basados en destrozar sin miramientos el status quo, no era algo demasiado original a finales de los 90, momento en que se publicaron estos cómics (y de hecho, tampoco es algo que pase de moda, como bien demostró Brian M. Bendis un lustro más tarde con su Avengers Dissamble, por poner un ejemplo), pero no cabe duda de que si se hace bien, puede suponer un buen punto de partida para que el nuevo guionista (en este caso, guionistas) inicie su andadura dirigiendo la serie por nuevos caminos.

     En esta ocasión (sin haber leído los números anteriores, ni ser yo un erudito en el mundo de la Legión), creo que el enfoque de Abnett y Lanning funcionó muy bien, y sin duda abría muchas posibilidades narrativas; sin embargo, lo que no me termina de convencer es su desarrollo. Para empezar, el planteamiento inicial de Legion of the Damned es lo suficientemente catastrófico como para que se hubiera profundizado más en él: su desarrollo y resolución en sólo cuatro números sabe a poco, y posiblemente simplifica demasiado la amenaza a la que se tiene que enfrentar el grupo. A pesar de tratarse de una situación que afecta al planeta entero (y según parece a otros muchos más), apenas se nos muestran más que unas pocas calles de una sola ciudad, de forma que el impacto del conflicto pierde buena parte de su fuerza al no apreciarse apenas sus consecuencias.

      Y a continuación, en Widening Rifts, aunque pienso que el “día después” resulta interesante y la nueva amenaza que se presenta podría haber dado mucho juego, los guionistas se limitan a marear la perdiz durante los tres números de que consta, sólo para contarnos una historia que da la impresión que podría haberse contado en muchas menos páginas; si bien es cierto, que el final abierto te deja con ganas de mucho, mucho más.

      Así que aunque estos primeros números transmiten la sensación de que Abnett y Lanning tenían buenas ideas, y en general sabían cómo presentarlas, su desarrollo tiende a ser confuso en demasiadas ocasiones, y no rematan la faena todo lo bien que pudiera esperarse inicialmente. Eso sí, hay que reconocer que el dibujo de un Oliver Coipel todavía novato tampoco les ayudaba, añadiendo más confusión a la narración de la que los mismos guionistas eran responsables. En general, su trazo “sucio” encajaba bien con el tipo de historia que se estaba contando, pero sus limitaciones representan ciertamente un lastre.

      En conclusión, diría que estos números son muy entretenidos, y plantean posibilidades muy interesantes de cara al futuro de la Legión de Super-Héroes, pero están lejos de ser una obra redonda.

Legion Lost v1 #1-12

      Tras el cierre del cuarto volumen de Legion of Super-Heroes y de Legionnaires, las aventuras del grupo más popular del siglo XXX (XXXI desde que cambiamos de siglo) continuaron en la maxiserie de doce números Legion Lost, de la mano de los mismos autores que venían ocupándose de estos personajes hasta el momento: Dan Abnett y Andy Lanning al guión, y Oliver Coipel (acompañado de Pascal Alixe en algún número) al dibujo.

      Y bueno, su premisa era muy sencilla: un pequeño grupo de héroes pertenecientes a la Legión (Live Wire, Saturn Girl, Ultraboy y Brainiac 5, entre otros) aparecen en el confín más alejado del universo tras los acontecimientos narrados en el número 125 de Legion of Super-Heroes v4, y ahora deben buscar su camino de regreso a casa. Como se puede apreciar, el argumento es tan antiguo como la propia Odisea, y tampoco se puede decir que sea precisamente novedoso en el campo de la ciencia ficción, sobre todo televisiva; así sin mucho pensar, me viene a la memoria Galáctica, Perdidos en el Espacio, Star Trek Voyager o, cómo no, Ulises 31. Pero vaya, también es cierto que es un punto de partida tan válido como otro cualquiera si se juegan bien sus cartas.

      Mi valoración sobre este cómic ha ido variando conforme avanzaba la lectura. El comienzo es bastante bueno, con la presentación de este subgrupo de la Legión a través de los ojos de un nuevo personaje, al tiempo que hace su aparición una nueva (y maligna) raza alienígena, ciertamente desagradable, en un primer acto que ocuparía los tres primeros números. Sin embargo, a continuación el argumento parece sufrir un bache (digamos desde el número 4 hasta el 6 o 7) en el que cada episodio se dedica a contar encuentros de la Legión con mundos y seres extraterrestres de interés variable (mientras buscan cómo volver a casa), que parecen alargar la historia innecesariamente (después se acabará viendo que no, que todo tiene su por qué, pero mientras tanto uno se aburre un poco). A partir del número 8, con el final de una minisaga de tres partes que termina con un interesante giro argumental, la maxiserie volvería a despegar, y se puede decir que ya no perdería el ritmo hasta el 12, en el que (me da la impresión) los guionistas patinan un poco, y por querer ofrecernos una conclusión cargada de dramatismo y sacrificio, fuerzan demasiado la lógica interna de la historia.

      En definitiva, pienso que a pesar de haberme parecido un poco irregular, sobre todo en sus episodios intermedios, el argumento de Legion Lost está bastante bien planificado; todas las piezas que se ofrecen en su desarrollo encajan correctamente al final; la caracterización de la mayor parte de los personajes, tratando de afrontar tanto sus propios traumas (derivados de la anterior saga, Legion of the Damned) como el hecho de estar perdidos en el culo del universo sin muchas esperanzas de ser encontrados, funciona bastante bien; e incluso consigue sorprender en un par de ocasiones con giros argumentales inesperados. Lo que resulta más endeble, en mi opinión, es ese final demasiado “facilón” que se resuelve en pocas páginas, y que condena a uno de los protagonistas a un desenlace un tanto gratuito.

      En lo que se refiere al dibujo, el trabajo de Coipel y Alixe es tirando a mediocre (sobre todo el del segundo), y sus escasas habilidades narrativas no ayudaron precisamente al desarrollo de la historia. Creo que en manos de otros dibujantes más capaces, esta maxiserie podría haber destacado mucho más.


      Y hasta aquí he llegado con mi repaso a la Legión de Super-Héroes de Abnett y Lanning. Tras Legion Lost, vino una miniserie de seis números, Legion Worlds, en la que se mostró lo ocurrido en la Tierra mientras este grupo de héroes se encontraba perdido en el espacio (recientemente, DC Comics anunció la publicación de un tomo que iba a recopilar los números de esta miniserie, pero como según parece no consiguió suficientes pedidos en la fase de pre-venta, terminó cancelado). Y después, llegó finalmente The Legion, la nueva serie regular (que duró 38 números, hasta que el reseteo orquestado por Waid y Kitson en 2005 puso punto y final a esta segunda "continuidad" del grupo), una vez más con Abnett y Lanning al guión, y Coipel al dibujo (los guionistas se encargaron de esta serie hasta su número 33; el dibujante hasta el 14). 

      Reconozco que en un principio tuve la intención de leer toda esta etapa al completo, pero a pesar de que Legion Lost me ha gustado en general, no ha conseguido motivarme tanto.

      Para terminar, y por si a alguien le interesa, los tomos recopilatorios disponibles, en inglés, son los siguientes:
      -DC Comics Presents: Legion of Super-Heroes #1 (incluye Legion of Super-Heroes v4 #122-123 y Legionnaires #79-80; es decir, únicamente Legion of the Damned "pelao y mondao", ignorando el Legionnaires #78 que servía de prólogo y los tres números de Widening Rifts).
      -Legion Lost HC (incluyendo la maxiserie completa).
    -The Legion: Foundations TP (una saga posterior que no he leído, tengo entendido que famosa por la incorporación (de nuevo) de (un) Superboy al grupo: The Legion #25-30 & Legion Secret Files 3003).

viernes, 14 de febrero de 2014

"Vindius, el Guerrero del Norte" de Luis Guillermo del Corral

      Las novedades que ha ido publicando Dlorean Ediciones durante su primer año de vida han venido marcadas con el sello de tres líneas o colecciones diferentes: Savage (enfocada básicamente en sus historias más pulp), Tesla (¡steampunk!) y Ciudadela, en la que según la propia editorial encontraríamos historias protagonizadas por "rbaros temibles llegados del frío norte, magos oscuros, expertos nigromantes, enanos que horadan la tierra con sus enormes martillos, mujeres sensuales que manejan el arco como si hubieran nacido con uno en la mano…", o lo que viene a ser lo mismo: fantasía épica de la buena. El último libro publicado dentro de esta colección (hace apenas un par de meses) es el que vengo hoy a reseñar: Vindius, el Guerrero del Norte, escrito por Luis Guillermo del Corraluna de las más recientes incorporaciones a la página de Action Tales, en la que está destacando por su trabajo para la serie The Spider en colaboración con Jose Baixauli, precisamente el artista encargado de realizar también la portada de esta novela.


      En primer lugar, creo que no estaría de más aclarar que Luis Guillermo no lo tenía del todo fácil a la hora de "conquistarme" con su novela. Cuando era un chaval, los libros de Tolkien me aficionaron a la fantasía heroica hasta el punto de hacerme consumir productos afines de manera casi obsesiva, y aprovechando que la editorial Timun Mas hacía su agosto en aquellos años publicando trilogías de este tipo a mansalva, terminé dándome un atracón de elfos, dragones y demás criaturas que me dejó bastante saciado hasta (casi) la actualidad. Sin embargo, ni siquiera en mi época de mayor furor por este género me dio por acercarme a su vertiente más "cruda" o violenta, liderada (al menos en mi cabeza) por el archiconocido Conan, el bárbaro; así que supongo que esto explica por qué después de todos estos años, he afrontado la lectura de Vindius, el Guerrero del Norte, novela reivindicadora de la espada y brujería más genuina, con cierta reticencia, si no con evidentes prejuicios. Sin motivo, eso sí, como he podido comprobar posteriormente.

      La novela se estructura mediante capítulos que funcionan como relatos de lectura independiente (se trata de diferentes aventuras con su principio, desarrollo y conclusión), que sin embargo están interconectados, de manera que no resultan intercambiables y debe mantenerse el orden de lectura establecido por su autor. Este detalle, sumado al hecho de que la primera aventura que leemos es realmente la primera aventura de Vindius (y "origen" de nuestro protagonista) y que la última viene a cerrar lo que podríamos considerar una primera fase importante de su vida, demuestra que Luis Guillermo ha sabido dotar a este libro de una unidad narrativa de la que carecen otros libros con estructuras semejantes, defecto que suele resultarme algo molesto (libros en los que los relatos independientes protagonizados por un mismo personaje son totalmente intercambiables -la primera historia podría haberse colocado en último lugar y nadie se hubiera dado cuenta-, y que como consecuencia, al terminar el libro todo sigue igual que cuando lo empezaste).

      En cuanto a temática, el autor opta por emplazar las aventuras del héroe protagonista en un segmento espacio-temporal real (el norte de la península durante el comienzo de la ocupación romana), sin renunciar por ello a todos esos elementos fantásticos que caracterizan a este tipo de historias. Lo cual, aparte de hacer innecesaria la inclusión en el libro de uno de esos omnipresentes mapas que nunca faltan en toda novela de fantasía épica que se precie de serlo (¡desempolvad vuestros libros de geografía e historia si queréis saber por dónde se mueve Vindius!), le da cierto matiz "patrio" a las aventuras que aquí se cuentan, que a mí por lo menos me ha parecido muy original (como ya digo, no soy un lector habitual de este género, así que no sé si esto es algo que suela hacerse con frecuencia). Por lo demás, Luis Guillermo deja pocos "palos" sin tocar, lo que contribuye en gran medida a que el lector nunca se aburra con sus aventuras: criaturas mitológicas, dioses, brujas, zombis, hechiceros rencorosos, hombres lobo, ánimas perdidas, tribus salvajes, demonios... ¡e incluso viajes en el tiempo! En fin, una buena cantidad de historias entre las que destacaría aquella en la que se introducen elementos de la mitología nórdica de forma muy acertada, a mi parecer (con especial interés en unos elementos muy concretos que yo mismo utilicé en un relato que escribí hace años para Action Tales). 

      Por último, señalar que el estilo del autor no es del tipo sencillo y de consumo rápido, en el que se prima lo que se está contando sobre el cómo se cuenta, sino que se inclina por el uso de cierto barroquismo y lenguaje grandilocuente, que no rehuye ni las metáforas ni las descripciones ricas en numerosos adjetivos, de ésos que pocas veces se emplean en una conversación mundana. Un estilo que, reconozco, tras la lectura de las primeras páginas (unido a lo que ya comentaba antes sobre mi poca predisposición hacia este tipo de literatura), me hizo pensar que el libro podía hacérseme un poco "cuesta arriba" y que no llegaría a engancharme del todo; pero no, mis temores iniciales resultaron ser totalmente infundados, y una vez "hecho" a la forma de narrar de Luis Guillermo (y comprobado que este uso del lenguaje no afectaba al ritmo de la narración en modo alguno) puedo afirmar ahora que he disfrutado mucho con esta colección de relatos.

      En definitiva... ¿qué hemos aprendido hoy? Pues, por ejemplo, que no siempre puedes saber de antemano lo que va a gustarte o no, y aunque los "filtros" que uno establece para sí mismo pueden resultar útiles para evitar horas de tedio provocadas por lecturas que ya intuías que no te iban a gustar, a veces (pues ningún filtro es fiable al cien por cien) te alejan de obras que merece mucho la pena conocer de primera mano, y sin duda, Vindius, el Guerrero del Norte ha sido para mí una de esas obras (y me alegro mucho de que los haya sorteado).   

Así que ya sabéis: si os atrae la espada y brujería, a por ella, y si no... pues también.

domingo, 9 de febrero de 2014

Los 4 Fantásticos: Doom War (Action Tales)


      Hace unos meses presentaba en una de las primeras entradas de este blog al Universo MDC-717 de Action Tales (realidad alternativa en la que conviven todos los personajes Marvel y DC, juntos pero no revueltos), aprovechando la misma para indicar los diferentes números (de diferentes series) en los que este universo aparece como protagonista absoluto de la historia (para conocer más datos, consultar aquí).

      Mi participación en todas las historias que forman parte de este subsello de Action Tales ha venido marcada, sin duda, por la diversión a la hora de mezclar la mayor cantidad de conceptos Marvel y DC posibles sin ningún tipo de complejo, así como por la búsqueda de la aventura total en relatos de ritmo frenético con pocas pausas para recuperar el aliento. La verdad es que no sé si conseguí cumplir mi objetivo en todos los casos, pero de lo que sí estoy seguro es de que la mini-saga de dos números Doom War que escribí para Los 4 Fantásticos #12 y #13 fue lo más cerca que estuve de lograrlo (con la ayuda de Juan Andrés Campos, autor de las dos portadas correspondientes).

  Así, con la excusa de que Francisco Corbacho, autor de los once números anteriores de la serie, había concluido su último episodio con el Doctor Extraño de un universo paralelo pidiendo la ayuda de los 4 Fantásticos (varados en el Limbo) para derrocar al Doctor Muerte de su mundo, planteé una historia en dos partes en la que introduje los elementos más molones que uno pueda introducir en un relato (de manera argumentalmente justificada, por supuesto): viajes a realidades alternativas, viajes en el tiempo, magia, el Doctor Muerte, Batman, zombis, ¡y Reed Richards metido por el culo de un Capitán Britania ameboide! (con fines terapéuticos). O sea... ¿qué más se podía pedir?

      Como suelo hacer en estos casos, aquí os presento el comienzo de la primera parte de Doom War, con el sano objetivo de picar a algún incauto para que siga leyendo la historia:

     -¡Es la hora de las tortas! –gritó la Cosa lanzando un fuerte puñetazo contra el rostro del Capitán Britania, que hizo que éste atravesara la gruesa pared metálica del Anexo de Comunicaciones.
     -¡Ve tras él, Ben! –intervino la Mujer Invisible, concentrada en mantener la integridad de su campo de fuerza. -¡No permitas que se acerque a Reed de nuevo!-.
      -Eso está hecho, Sue-.
     Dicho lo cual, el héroe de piel rocosa saltó hacia la sala contigua, a través del agujero abierto por Brian Braddock.
   Meggan, que había permanecido en un segundo plano mientras su marido asumía la responsabilidad de sancionar aquella infracción transdimensional, cambió entonces de forma para convertirse en una amenazadora criatura de alas correosas que voló directamente hacia donde yacía el cuerpo indefenso de Mr. Fantástico.
      -¡Johnny! –gritó ahora la Mujer Invisible con la frente perlada por el sudor.
     Exclamando su habitual ¡llamas a mí!, la Antorcha Humana interceptó a Meggan en mitad de su trayectoria, y como respuesta, la mutante inglesa transmutó su piel en una aleación orgánica de material ignífugo, para enzarzarse seguidamente en una violenta pelea contra el miembro más joven de los 4 Fantásticos.
       Susan Storm volvió entonces a centrar todos sus esfuerzos en mantener la estabilidad corporal de su marido, que se encontraba a su lado conectado a una enorme maquinaria cúbica, a través de una serie de cables insertos directamente en su cabeza. Reed Richards se retorcía presa de las convulsiones, de forma que sólo el campo de fuerza que había creado la Mujer Invisible a su alrededor conservaba ya su apariencia humana.
     A un metro por encima de sus cabezas, una pantalla digital mostraba la palabra “Descargando...”, seguida de un porcentaje que incrementaba lentamente su valor: 84%... 86%... 88%...
       Lo cierto era que la situación se le había ido de las manos al cuarteto fantástico, y lo que en un principio debía haber sido una breve incursión en aquella realidad alternativa para recabar información, había degenerado en un conflicto interdimensional con la llegada pocos minutos antes del Capitán Britania y su esposa Meggan; ambos autóctonos de este universo.
        -Este enfrentamiento no nos lleva a ningún lado, Grimm –trató de hacerse escuchar Brian Braddock mientras seguía intercambiando golpes con la Cosa en el interior de lo que parecía ser una amplia sala de reuniones. A su derecha, el ventanal que ocupaba toda una pared de la estancia les mostraba el árido paisaje lunar bajo la impresionante imagen de la Tierra suspendida en la negrura del firmamento estrellado.
      -Tienes razón, rubiales. Si os largáis por donde habéis venido, ni siquiera os guardaré rencor –contestó la Cosa agarrando uno de los muchos sillones esparcidos por el suelo (uno con la silueta de un murciélago grabada en su parte posterior), para estamparlo contra el torso de su oponente. Como consecuencia, el Capitán Britania salió disparado hacia una mesa circular de grandes proporciones colocada en el mismo centro de la sala, en cuya superficie habían seregrafiado un vistoso logotipo con tres siglas.
      Brian Braddock se levantó rápidamente sacudiéndose el polvo y las astillas de madera que se habían posado sobre su uniforme:
     -Tu resistencia no hace sino agravar la situación, Grimm. Esta realidad ha sido declarada en cuarentena por la mismísima Roma, Guardiana Omniversal, y no está permitida ni la entrada ni salida de ella. Como ya os he dicho antes, debéis acompañarme a Otromundo para responder de vuestro delito-.
      -¿Delito? Hemos venido hasta aquí para liberar a este mundo de la dictadura de Muerte, y de paso, patearle el culo al viejo Víctor. ¿Eso es un delito?-.
       -Ben Grimm de Tierra 616: estoy seguro de que vuestras intenciones son nobles, pero no sabéis a qué os enfrentáis. El Dr. Muerte de esta realidad se ha hecho demasiado poderoso, y representa una amenaza para todo el Omniverso. Este mundo ya se ha perdido; no permitiremos que otros le sigan-.
        -Pierdes el tiempo conmigo, Capi. No soy Reed, y no vas a convencerme de nada con esas teorías sobre el equilibrio cósmico y demás zarandajas. Para mí, todo esto se reduce a una cuestión muy sencilla: Muerte ha sacado los pies del tiesto, y nosotros vamos a darle de hostias hasta que vuelva a meterlos dentro. Punto y final –concluyó la Cosa arremetiendo otra vez contra Brian Braddock, que ya le esperaba en posición de combate.
         Mientras tanto, la pelea entre la Antorcha Humana y Meggan crecía en intensidad a pocos metros de distancia, en el Anexo de Comunicaciones. La multiforme se encontraba cada vez más cerca de Reed y Sue, cambiando constantemente de forma para tratar de aturdir a la Antorcha con un repertorio casi infinito de apariencias, que sólo conservaban la piel ignífuga como característica común.
        El porcentaje del panel digital seguía ascendiendo paulatinamente, hasta que por fin...
         ... 96%... 98%... 100%. Descarga completada.
       -¡Stephen! –gritó la Mujer Invisible de inmediato, mientras tomaba en sus brazos el cuerpo repentinamente fláccido de su marido.
        Acto seguido, surgió un disco de brillante luz blanca bajo cada uno de los miembros de los 4 Fantásticos, transportándolos muy lejos de aquella realidad.
        Brian Braddock se reunió entonces con Meggan junto a la maquinaria cúbica donde hasta hacía sólo unos instantes había estado conectado Reed Richards.
        -Han huido al Limbo –sentenció el Capitán Britania leyendo los datos ofrecidos por un pequeño dispositivo que llevaba sujeto a la muñeca izquierda.
     -En ese caso se encuentran fuera de nuestra jurisdicción, Brian –apuntó la multiforme. -¿Qué hacemos ahora?-.
         -Volver a Otromundo e informar a Roma de lo ocurrido. Debemos prepararnos para el regreso de Richards 616 y su grupo-.
        Segundos después, la pareja de mutantes ingleses abandonaba también la Atalaya de la Liga de la Justicia.

Continúa en Los 4 Fantásticos #12 (y después, en el #13)

sábado, 8 de febrero de 2014

"La Habitación 352" de Juan José Díaz Téllez

      La Habitación 352 de Juan José Díaz Téllez ha sido el primer libro en formato digital que he leído y que ha tenido el honor (es un decir) de estrenar la tablet que me regalaron la pasada Navidad; una novela corta (aunque por extensión casi podría considerarse un relato largo) editada por Scyla eBooks, y disponible por menos de 1 euro en diferentes tiendas virtuales. La verdad es que yo sigo prefiriendo el papel a una pantalla a la hora de disfrutar de un texto literario (con la segunda se pierde la aportación que ofrecen de los sentidos del olfato y el tacto a la experiencia lectora), pero también es cierto que los ebooks presentan una serie de ventajas que tampoco hay que ignorar (precio e independencia frente a las editoriales son dos buenos ejemplos).


      Los hoteles, y más concretamente las habitaciones más "chungas" de los hoteles, suelen dar mucho juego en las historias de terror (supongo que El Resplandor es la primera referencia que se le vendrá a todo el mundo a la cabeza) y esta novela es una buena muestra de ello; si bien es cierto que a pesar de lo que pueda parecer en un principio, el argumento tira más por la vertiente fantástico-sobrenatural que por el terror propiamente dicho (aunque alguna escena desasosegante incluye también). Un enfoque totalmente válido, por supuesto, pero que me ha decepcionado un poco, supongo que porque iba predispuesto a pasar un poco de miedo leyendo la novela y no ha sido esto exactamente lo que he encontrado.

      La historia se lee en un suspiro, debido en gran medida al estilo directo y nada barroco que emplea su autor (rozando lo espartano; probablemente, no le hubiera ido mal que Juan José se hubiera recreado un poco más en las descripciones) y a que el argumento no podría ir más al grano: pocos personajes implicados, la acción limitada prácticamente a las paredes del hotel donde todo transcurre y un período de tiempo de apenas unos días para su desarrollo. Predominancia de los diálogos, capítulos cortos y adelante, siempre adelante, sin detenerse demasiado en los recovecos ni plantear subtramas que pudieran ir en paralelo.

      Lo que más me ha gustado de esta novela ha sido el modo en el que se va preparando el terreno, mientras nuestro protagonista busca esa habitación que tanto necesita encontrar (y eso que en el proceso, que ocupa la primera mitad de la historia, apenas se introducen elementos fantásticos o de terror), junto con el momento en el que por fin descubre su puerta (muy efectivo); a lo cual añadiría esa dilación que emplea el autor a la hora de desvelar lo que de verdad ocurre en la habitación, de manera que la primera vez que entra en ella no conseguimos averiguar nada (ni nosotros como lectores, ni él como personaje), por lo que resultará necesario volver una segunda para por fin saber qué está ocurriendo. Y aparte, la localización de la historia en una calurosa Málaga veraniega le da un toque "autóctono" (sorprendente la "identidad secreta" de quien finalmente ayudará al protagonista, por ejemplo) que le sienta bastante bien, en mi opinión.

      En el lado negativo, señalaría que además de esa, posiblemente, excesiva parquedad en su estilo de escritura y narrativo, el misterio se resuelve demasiado pronto. Una vez que Juan José empieza a dar información, la da toda de golpe, y me ha parecido que un poco de dosificación en este sentido, aparte de la inclusión de alguna otra escena que creara tensión anticipada, introduciendo quizá un poco más de terror a la novela, le hubiera sentado mejor. Y bueno, como ya comentaba al principio, el autor tira más por el terreno fantástico que por la senda del horror en su conclusión, lo cual no ha llegado a satisfacerme del todo (cuestión de gustos y expectativas personales, eso sí, no de un problema narrativo en la historia).

      En definitiva, una lectura quizá ligera pero muy entretenida, en la que destacan varios aspectos interesantes que me hacen pensar que Juan José Díaz Téllez puede ofrecernos en el futuro más historias que merecerá la pena leer.

sábado, 1 de febrero de 2014

"Lendaria" de Josué Ramos

      En 2013, Dlorean Ediciones apostó fuerte por el steampunk publicando nada menos que cuatro libros enmarcados dentro de este subgénero: la antología Steam Tales en abril, y posteriormente, con motivo de la celebración del Eurosteam a finales de septiembre, las novelas La Máquina del Juicio Final de Raúl Montesdeoca (ya reseñada en este blog), El Dirigible de Joseph Remesar (aún en mi lista de espera) y la que hoy vengo a reseñar, Lendaria de Josué Ramos.


      Lendaria es una novela definida por su propio autor como una space opera steampunk, y sin duda se trata de una definición de lo más acertada. La aventura trepidante, los escenarios (interplanetarios) exóticos, los villanos en las sombras y los héroes de una pieza marcados por su firmeza de convicciones son los verdaderos protagonistas de esta historia de reparto coral en la que sólo uno de los personajes se mantiene en el centro de la acción hasta el final (e incluso éste no hace acto de presencia hasta el tercer capítulo). Y todos estos elementos, característicos de este tipo de relatos en los que la búsqueda de la aventura por la aventura se impone a la ciencia ficción más pura (y fría, quizá), vienen sazonados, cómo no, con el correspondiente aderezo steampunk que alcanza hasta a los navíos espaciales, tal y como y nos muestra la soberbia portada de Néstor Allende.

      La novela se lee con gran facilidad (y rapidez) gracias al estilo poco dado a las florituras de su autor, la importancia que tienen los diálogos a la hora de hacer avanzar la historia y una estructura argumental muy accesible articulada mediante el uso de capítulos de corta extensión y un cambio frecuente de personajes coprotagonistas que dota al conjunto de una agilidad muy conveniente en este tipo de historias. Es posible que la caracterización de personajes sea la mayor perjudicada con un planteamiento como éste, puesto que su recambio continuo unido al avance frenético de la acción provoca que de muchos de ellos apenas se nos cuente más que unos pocos detalles que los sitúe convenientemente en la historia para cumplir con la función que les toca representar, pero también es cierto que profundizar más en ellos hubiera supuesto ralentizar el ritmo de la narración, lo cual estoy seguro que no era deseo del autor.

      En el apartado "quejas y manías del reseñador que posiblemente sólo interesan (o molestan) al reseñador", voy a señalar dos detalles: 1) no me gusta el uso de la segunda persona del singular acompañado de los tiempos verbales en presente intercalado con el de la tercera persona en pasado del relato propiamente dicho, máxime cuando este narrador que se dirige al lector no forma parte de la historia, y 2) la ambientación steampunk espacial en un presumible futuro me falla en algunas ocasiones: por un lado, se ofrecen detalles en según qué momentos sobre artefactos que efectivamente funcionan mediante la combustión de carbón o similares, o presentan otras características netamente retrofuturistas, pero por otro, no son pocos los aspectos de ciencia ficción que yo consideraría no-steampunk que salpican esta novela, como los saltos al hiperespacio, los ordenadores o el uso de cables (¿USB? ¿firewire?) para la conexión e intercambio de datos; la verdad es que por más vueltas que le he dado al asunto no he sido capaz de inferir un fundamento tipo "vapor y tuercas" que le diera explicación a este tipo de tecnologías.

      En cualquier caso, y obviando estos detalles menores que en modo alguno entorpecen la lectura de Lendaria, puedo afirmar que aquéllos que busquen una entretenidísima lectura steampunk con navíos espaciales, gobiernos interplanetarios con un perverso afán expansionista y héroes dispuestos a hacerles frente aun a costa de su propia integridad, no se verán defraudados por esta novela de Josué Ramos, que sin duda, les ofrecerá unas excelentes horas de aventura y diversión.