domingo, 27 de octubre de 2013

"Cinco Tumbas sin Lápida" de Tony Jiménez

            Después de estrenarse el año pasado como autor único de la antología “Actos de Venganza”, Tony Jiménez vuelve a la carga en 2013, otra vez de la mano de Tyrannosaurus Books, con la que es su primera novela: “Cinco Tumbas sin Lápida”. Una novela de terror en la que Tony no sólo no oculta su admiración por dos grandes del género como son Stephen King y Sam Raimi, sino que además ahonda en ella hasta convertir el libro en un tributo a las creaciones más personales de ambos.


         Y bueno, para empezar a comentar esta novela qué mejor que comenzar por el título. Un detalle al que quizá no se le preste la suficiente atención, pero que no sé si será porque nunca se me ha dado muy bien dar con el más adecuado para mis relatos, me gusta valorar en su justa medida; y no podía haber quedado más satisfecho en este caso, la verdad. Me encanta el título de este libro. Tiene fuerza, es sonoro, engancha y además describe muy bien la historia que vas a encontrar a continuación. ¿Qué más se le puede pedir?

           Centrémonos ahora en el argumento. A pesar de que se señale a King y Raimi como referentes en la misma contracubierta, lo cierto es que a mí me ha parecido que en esta novela es el primero el que destaca como principal influencia, porque esta historia es King en estado puro. Un libro que podría haber firmado ese autor en algún momento de su carrera sin desentonar en absoluto con el resto de su bibliografía. Y por otra parte, creo que éste es un buen momento para destacar otro aspecto que suele pasar desapercibido cuando las cosas se hacen bien, y que precisamente por eso, quizá no llame tanto la atención: el desarrollo argumental de esta historia me parece realmente bueno, adecuándose a un ritmo perfectamente medido. Al principio, viendo que Tony se tomaba las cosas con calma al presentar a los personajes y el pueblo donde tiene lugar la acción (un protagonista más), temía que dado el número de páginas de que disponía para contar su historia (menor que el que suele emplear King, por ejemplo), quizá se viera obligado a precipitar los acontecimientos conforme avanzara hacia su recta final, descompensando el ritmo narrativo. Pero no, mis temores eran totalmente infundados: el argumento se desarrolla de forma impecable y equilibrada, y por tanto, la estructura (los mimbres de la novela) prácticamente pasa desapercibida. En mi opinión, un logro nada desdeñable.

        Otro aspecto a destacar: la caracterización de personajes. Si por algo a destacado siempre Tony Jiménez en los relatos que han precedido a esta novela, ha sido por lo bien que se le da “clavar” a sus personajes. Todos ellos perfectamente trazados, incluso cuando se trata de personajes muy secundarios que quizá no lleguen a tener demasiada relevancia en la trama principal. Un detalle fundamental, responsable de que todo lo que les ocurre a lo largo de la historia le importe al lector, y ciertamente, el autor aprueba con sobresaliente en esta asignatura. Las muertes (que no son pocas) descritas en esta novela no sólo resultan “dolorosas” por la manera en que ocurren (la mayoría más bien desagradables) sino sobre todo porque realmente sientes que estos personajes son “de verdad” y llegas a lamentar que ya no puedan seguir con sus vidas, sus proyectos, sus aspiraciones… Que uno se preocupe por ellos es el mayor acierto que puede tener un escritor a la hora de contar lo que sea que les pase.

      Y por último, me gustaría comentar también el estilo literario de este autor. Un estilo directo y eficaz, que combina muy bien los diálogos con las escenas más descriptivas, y que en general no cae en el exceso verbal que siempre amenaza con hacerse con el control de los relatos de terror. Las historias de Tony siempre han destacado por su agilidad y fácil lectura, y ésta no es una excepción en este sentido. Y aparte, también me ha gustado la forma en que se trata la violencia y las escenas más desagradables. Efectivamente, es una novela de terror que no evita los momentos explícitos (desmembramientos y demás), pero aún así, creo que el autor sabe cuándo limitarse a sugerir lo que ya podría ser demasiado para el estómago del lector, y que en cualquier caso, tampoco aportaría nada a la narración. Muy bien utilizadas las elipsis, en mi opinión.

       Así que bueno, estaréis conmigo en que después de todo lo dicho no puedo dejar de recomendar esta novela, y sin duda, la recomiendo. Pero eso no significa que hilando un poco más fino sea capaz de sacarle algún defectillo, que no todo pueden ser alabanzas y parabienes para este autor (que si nos descuidamos se nos va a terminar por subir a las nubes, y después cualquiera lo baja :P ).

      Como decía antes, el desarrollo argumental me parece muy bueno… pero con una sola excepción: en mi opinión, el “post-final” se resuelve de una forma un tanto precipitada. Y me explico: una vez resuelto todo, Tony nos ofrece un epílogo que no pasa de las dos páginas que me parece muy adecuado por lo que cuenta, pero que se queda un poco corto. Después de todo el espacio dedicado a mostrarnos y conseguir que nos interesemos por el pueblo y sus habitantes, creo que no hubiera sido mala idea añadir varias páginas más a ese epílogo para contarnos, por ejemplo, cómo reacciona la gente del pueblo a todo lo que le ocurre al protagonista, porque es cierto que en lo que respecta a los personajes principales todo queda bien atado, pero… ¿y los demás? O quizá contarnos algo más sobre la vida del protagonista después de la última noche, hasta rematarlo todo con el final que ya tenemos, y que por cierto, me gusta mucho. Si se tratara de un relato más corto, el final breve y conciso me hubiera parecido perfecto, pero tratándosede una novela, con todo el desarrollo previo que hemos leído… no sé, me ha parecido demasiado brusco.

       Otro detalle que me ha llamado la atención ha sido la (excesiva, en mi opinión) subdivisión del texto en diferentes partes, capítulos y subcapítulos, sobre todo en la recta final del libro. Realmente no es algo que entorpezca la lectura, pero tampoco he visto la necesidad de fragmentar la narración en tantos subapartados, hasta al punto de que algunos capítulos sólo cuentan con dos o tres páginas. La estructura en capítulos cortos siempre ayuda a agilizar la lectura, es cierto, pero tanto, tanto…

       Antes mencionaba que el estilo deTony evita en general el exceso verbal en las descripciones, pero sin embargo, pienso que la escena que abre la novela peca un poco de eso. Tal y como yo lo veo, una historia de terror debe mantenerse en un delicado equilibrio entre las descripciones detalladas que aporten la atmósfera adecuada, transmitiendo una sensación de “mal rollo” al lector, y el desarrollo de la acción que permite que la historia avance sin retrasarse más de lo conveniente con tanto detalle. Como decía, Tony saber mantener muy bien este equilibrio durante toda la novela, pero pienso que en este primer capítulo se le va un poco la mano con la cantidad de adjetivos y metáforas que utiliza para describir el entorno en el que se mueven los personajes, y hasta cierto punto, llega a interferir en el desarrollo de lo que se está contando (o al menos esa impresión me dio al leerlo).

         El último aspecto negativo que puedo aportar se refiere a la imagen que tienen los habitantes del pueblo de nuestro protagonista antes de que éste regrese a su cabaña. Supongo que consciente de que éste es un detalle que debe justificarse bien, Tony aborda los motivos que fundamentan esos sentimientos negativos en varias ocasiones durante la novela, abordándolos desde diferentes puntos de vista. Y casi, casi me convence, pero por otro lado… no sé, me cuesta creer que los habitantes de un pueblo estadounidense, en parte aislado del mundo y con un tipo de vida como la que llevan, llegaran a censurar tan profundamente los actos del protagonista tras ocurrir lo ocurrido. En una ciudad, con una mentalidad más “legalista” quizá, pero en este pueblo… Sé que el autor no ha obviado este detalle y se esfuerza en que entendamos por qué piensan lo que piensan, pero… lo siento, Tony, no termino de convencerme.

         Y bueno, con estos pequeños detalles negativos que apenas ensombrecen mi opinión más que favorable de “Cinco Tumbas sin Lápida”, concluyo mi reseña de este libro. Sólo me queda insistir de nuevo en mi recomendación de esta novela (si te gusta la literatura de terror, ya estás tardando en comprarla), y añadir que la portada es una auténtica pasada y me parece increíblemente buena. Nada que objetar a la edición de Tyrannosaurus Books.

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