domingo, 20 de octubre de 2013

"Drácula vs. La Momia: Batalla por Chicago" de Tony Jiménez

           La segunda novela de Tony Jiménez inaugura un nuevo sello editorial en Tyrannosaurus Books, bajo el título “Monsters Unleashed”, que nace con el objetivo de reivindicar a los monstruos más clásicos del imaginario colectivo a través de historias que los alejan de sus entornos y enfoques habituales. Como puede imaginarse, la ausencia de complejos a la hora de presentar estas nuevas historias es la norma aquí, y la diversión (aunque sin renunciar al terror, claro) uno de los ingredientes que debe tenerse muy en cuenta.


         Así que encuadrada dentro de este sello, nos llega “Drácula vs. La Momia: Batalla por Chicago”, una estupenda novela (empecemos a decirlo ya) que nos sitúa a estos dos clásicos de la literatura (al menos en el caso del vampiro) y el celuloide (aquí sí, ambos) en un ambiente a priori difícil de prever, como es el Chicago de los años 30 durante la Ley Seca. Y bueno, a partir de esta premisa tan sencilla como bizarra, Tony se dedica a tejer una historia tremendamente sólida en la que junto a estos monstruos, Chicago, esa ciudad presa de la delincuencia y la corrupción, se convertirá en una protagonista más con todos esos ciudadanos lastrados por su influencia, que incluso en el mejor de los casos, se nos muestran con los pies de barro.

            Lo que más me ha gustado de esta novela es que a pesar de la premisa inicial, que nos hace pensar que quizá todo se limite a una leve justificación argumental para enfrentar a estos dos monstruos en algún tipo de batalla campal, el autor no se toma su labor ni mucho menos a la ligera, y tanto la calidad de su escritura (que me parece que avanza un paso desde su anterior trabajo en “Cinco Tumbas sin Lápida”) como la complejidad argumental y el trabajo realizado en lo que se refiere a la caracterización de sus personajes, da una idea bastante clara de que Tony Jiménez se ha implicado sin reservas en esta novela.

            Como suele ser habitual en las historias de este autor, la caracterización de personajes es sin duda una de sus mayores bazas, haciendo en este caso un grandísimo trabajo tanto con los dos monstruos (que irán tomando mayor protagonismo conforme avance la novela, aunque no será hasta la mitad más o menos que comenzamos a conocerlos mejor, no sólo por sus actos más violentos), como con los dos protagonistas principales, antihéroes bien “tocados” por sus respectivos pasados, que sin embargo se convertirán en los principales obstáculos que tratarán de interponerse en los planes de las dos criaturas recién llegadas a Chicago. Y por supuesto, no se queda aquí la cosa, porque Tony sigue dedicándole espacio a todos sus secundarios, tanto de un bando como de otro, a veces incluso aunque vayan a morir sólo dos páginas después de presentarlos, lo cual, como siempre, le da a la historia un toque muy “Jiménez” que otorga mayor "tridimensionalidad" a lo que nos está contando.

            Y por otra parte, está el argumento, que para mi habitual asombro (y envidia) se estructura como un puzzle perfecto en el que todo termina encajando, y en el que cada pieza se nos ofrece cómo y cuándo es necesario hacerlo. Un trabajo impresionantemente bueno, que sólo termina resintiéndose un poco (en mi opinión) cuando la novela se dirige hacia su clímax final, ya que entonces da la impresión de precipitarse algo más de la cuenta, y de que seguramente, a la historia le hubieran venido muy bien otras cien páginas para mantener el mismo ritmo que había venido manteniendo hasta ese momento.

            Finalmente, y a pesar de la seriedad de su trabajo de escritura, estoy seguro de que Tony no ha dejado de divertirse con él, y la multitud de referencias a películas, actores, libros, etc. que podemos encontrar en buena parte de sus páginas así lo asegura. Yo diría que de todas ellas, la que más me ha gustado (y gracia me hizo al leerla) fue la referencia a otros dos vampiros literarios, como si formaran parte del mismo universo de ficción que Drácula, que está muy bien traída, la verdad.

            Pero entonces, os preguntaréis: ¿acaso es esta la novela definitiva de Tony Jiménez, perfecta tanto en su concepción como realización? Bueno, pues no, afortunadamente este autor no ha alcanzado su techo todavía, y mientras esperamos trabajos aún mejores salidos de su pluma (o más bien de su ordenador), podemos encontrar algunos detalles que criticar en “Batalla por Chicago”.

            A la posible precipitación del final que ya he comentado antes, sumaría el que considero otro defectillo de la historia, aunque soy consciente de que se trata de algo muy subjetivo: y es que después de la presentación tan estupendamente planificada de ambos monstruos, así como su ascensión y toma de poder por separado, cuando por fin se encuentran y se ven las caras por primera vez… No sabría explicar exactamente dónde está el problema, porque es más una sensación que algo definido, pero a mí me ha parecido que a este encuentro le falta algo y que no tiene todo el impacto y la fuerza que se le suponía después de tantas páginas organizándolo. En fin, realmente me gustaría poder ser más específico, pero lo único que puedo decir es que no he sentido el “¡bada-bum!” que debería haber sentido en ese momento álgido de la novela.

            Por otra parte, a pesar del magnífico trabajo de caracterización con los dos protagonistas, no he podido evitar detectar cierta reiteración en el planteamiento de ambos: hechos polvo los dos por acontecimientos del pasado que no se revelarán hasta bien avanzada la historia, aunque de vez en cuando se aporta algún detalle para que el lector se vaya formando una opinión. Nada malo por sí mismo, y en cuanto a la manera de plantearlo, nada que objetar: Tony lo hace muy bien. El problema es presenciar esto mismo de forma paralela en ambos, y sobre todo, sumarlo al hecho de que es un planteamiento muy parecido al del personaje protagonista de su anterior novela: “Cinco Tumbas sin Lápida”. O sea, entiendo que este tipo de protagonistas al borde de sus fuerzas encajan muy bien como protagonistas de una historia como ésta, y que el hecho de que los personajes de esta novela compartan este perfil característico de la gente honrada que aún trata de sobrevivir en esta Chicago corrupta, resulta casi imprescindible, pero… No sé, creo que en futuras novelas de Tony me gustaría encontrar un tratamiento de los protagonistas que tirara por otros caminos.

            Y bueno, yo diría que con esto he dicho más o menos lo más destacado que quería comentar sobre esta segunda novela de Tony Jiménez, que ante todo y sobre todo, engancha, entretiene (¡convence!) y se convierte en imprescindible si te gustan las novelas de terror con monstruos (creo que no lo he dicho antes, pero genial el tratamiento que hace de ambos, sobre todo en el caso de Drácula, que tiene sus orígenes más definidos gracias a la novela de Stoker); y curiosamente, sin monstruos y limitándose únicamente al aspecto más gansteril de este Chicago de los años 30, seguro que también sería una gran novela (genial ese gánster italiano quejándose por verse obligado a comer pasta todos los días :P ).

            Así que ya sabéis: ¡venga! ¡a comprar todos “Batalla por Chicago”! :D

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